La «verdad» en Mediación

Hace poco, en varias conversaciones con amigos, me vi en la situación de defender la forma de tratar, en terapia, a las personas por parte de los psicoterapeutas, me refiero a que todos ellos se quejaban de lo mismo, que el terapeuta no les había llamado para confirmar los hechos relatados por sus respectivas parejas o hijos. Se quejaban con cierta razón, que de esta forma el terapeuta no podía hacerse una idea de lo que había pasado en realidad ya que sólo contaba con la opinión de una de las partes.
El error parte de la base de que existe una verdad indiscutible, contrastada con hechos, y que todos vemos la verdad de una única manera, es LA VERDAD, así, con mayúsculas. Al terapeuta no es que no le importe esta verdad, simplemente no es su objetivo. Su objetivo es trabajar con lo que trae el paciente/cliente, y conocer su verdad subjetiva, sus creencias, su forma de ver la realidad para poder trabajar con ello.
Si cada uno tuviéramos que contar cómo ha sucedido una historia conflictiva seguramente habría muchos datos que no concordarían y ninguno estaría faltando a la verdad. ¿Cómo es esto posible? Pues porque cada uno ve las situaciones de forma diferente, con el filtro de nuestras creencias, esquemas mentales, necesidades, etc. y todo ello sazonado con las emociones que en esos momentos se disparan.
En Mediación pasa un poco lo mismo, cada parte llega con su verdad que cree que es LA VERDAD y que la otra parte está equivocada y es la que debe cambiar. A esto hay que añadirle que llegan en una situación emocional muy complicada, se encuentran confundidos, deprimidos, frustrados, etc.
Nuestra labor como mediadores no está en conocer LA VERDAD,  está en que cada una de las partes entienda a la otra parte, comprenda lo que siente, como lo siente, se ponga en su lugar y se legitimen mutuamente, de esta forma podrán dejar a un lado las pasiones, mitigar las emociones y poder pensar la mejor manera de conseguir acuerdos que satisfagan a las dos partes, poniendo la vista en las necesidades e intereses.
Las primeras sesiones de Mediación son, fundamentalmente para que se puedan escuchar y ponerse en lugar del otro, puede que no comprendan porqué se han comportado de una forma determinada, pero pueden llegar a legitimarlos. Para ello se utilizan con profusión técnicas como la comunicación emocional, la reformulación emocional, el reconocimiento. Si se ha conseguido este objetivo, el resto de las sesiones de Mediación son mucho más fructíferas y los acuerdos más satisfactorios.

 

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